viernes, mayo 27, 2005

 

Receta casera - Juan José Arreola

Haga correr dos rumores. El de que está perdiendo la vista y el de que tiene un espejo mágico en su casa. Las mujeres caerán como las moscas en la miel.
Espérelas detrás de la puerta y dígale a cada una que ella es la niña de sus ojos, cuidado de que no lo oigan las demás, hasta que les llegue su turno.
El espejo mágico puede improvisarse fácilmente profundizando en la tina de baño. Como todas son unas narcisas, se inclinarán irresistiblemente hacía el abismo doméstico.
Usted puede entonces ahogarlas a placer o salpimentarlas al gusto.

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